LOS 10 MEJORES POEMAS DE GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER

10. RIMA XLVI

Tu aliento es el aliento de las flores,

tu voz es de los cisnes la armonía;

es tu mirada el esplendor del día,

y el color de la rosa es tu color.


Tú prestas nueva vida y esperanza

a un corazón para el amor ya muerto:

tú creces de mi vida en el desierto

como crece en un páramo la flor.


9. RIMA XXIV

Dos rojas lenguas de fuego

que a un mismo tronco enlazadas

se aproximan y, al besarse,

forman una sola llama.


Dos notas que del laúd

a un tiempo la mano arranca,

y en el espacio se encuentran

y armoniosas se abrazan.


Dos olas que vienen juntas

a morir sobre una playa

y que al romper se coronan

con un penacho de plata.


Dos jirones de vapor

que del lago se levantan

y, al juntarse allá en el cielo,

forman una nube blanca.


Dos ideas que al par brotan;

dos besos que a un tiempo estallan,

dos ecos que se confunden;

eso son nuestras dos almas.


8. RIMA LXXXIII

Una mujer me ha envenenado el alma,

otra mujer me ha envenenado el cuerpo;

ninguna de las dos vino a buscarme:

yo de ninguna de las dos me quejo.


Como el mundo es redondo, el mundo rueda;

si mañana, rodando, este veneno

envenena a su vez, ¿por qué acusarme?

¿puedo dar más de lo que a mí me dieron?


7. RIMA XXXVI

Si de nuestros agravios en un libro

se escribiese la historia,

y se borrase en nuestras almas cuanto

se borrase en sus hojas.


¡Te quiero tanto aún! ¡Dejó en mi pecho

tu amor huellas tan hondas,

que sólo con que tú borrases una,

las borraba yo todas!


6. RIMA LXXVII

Es un sueño la vida,

pero un sueño febril que dura un punto.

Cuando de él se despierta,

se ve que todo es vanidad y humo…


¡Ojalá fuera un sueño

muy largo y muy profundo;

un sueño que durara hasta la muerte!

Yo soñaría con mi amor y el tuyo.


5. RIMA IV

No digáis que, agotado su tesoro,

de asuntos falta, enmudeció la lira;

podrá no haber poetas; pero siempre

habrá poesía.


Mientras las ondas de la luz al beso

palpiten encendidas,

mientras el sol las desgarradas nubes

de fuego y oro vista,

mientras el aire en su regazo lleve

perfumes y armonías,

mientras haya en el mundo primavera,

¡habrá poesía!


Mientras la ciencia a descubrir no alcance

las fuentes de la vida,

y en el mar o en el cielo haya un abismo

que al cálculo resista,

mientras la humanidad siempre avanzando

no sepa a dó camina,

mientras haya un misterio para el hombre,

¡habrá poesía!


Mientras se sienta que se ríe el alma,

sin que los labios rían;

mientras se llore, sin que el llanto acuda

a nublar la pupila;

mientras el corazón y la cabeza

batallando prosigan,

mientras haya esperanzas y recuerdos,

¡habrá poesía!


Mientras haya unos ojos que reflejen

los ojos que los miran,

mientras responda el labio suspirando

al labio que suspira,

mientras sentirse puedan en un beso

dos almas confundidas,

mientras exista una mujer hermosa,

¡habrá poesía!


4. RIMA XLI

Tú eras el huracán, y yo la alta

torre que desafía su poder.

¡Tenías que estrellarte o que abatirme…!

¡No pudo ser!


Tú eras el océano; y yo la enhiesta

roca que firme aguarda su vaivén.

¡Tenías que romperte o que arrancarme…!

¡No pudo ser!


Hermosa tú, yo altivo; acostumbrados

uno a arrollar, el otro a no ceder;

la senda estrecha, inevitable el choque…

¡No pudo ser!


3. RIMA XXI

¿Qué es poesía?, dices, mientras clavas

en mi pupila tu pupila azul,

¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas?

Poesía… eres tú.


2. RIMA XXX

Asomaba a sus ojos una lágrima

y a mi labio una frase de perdón;

habló el orgullo y se enjugó su llanto,

y la frase en mis labios expiró.


Yo voy por un camino; ella, por otro;

pero, al pensar en nuestro mutuo amor,

yo digo aún: ?¿Por qué callé aquel día?

Y ella dirá: ?¿Por qué no lloré yo?


1. RIMA LII

Volverán las oscuras golondrinas

en tu balcón sus nidos a colgar,

y otra vez con el ala a sus cristales

jugando llamarán.


Pero aquellas que el vuelo refrenaban

tu hermosura y mi dicha a contemplar,

aquellas que aprendieron nuestros nombres…

¡esas… no volverán!.


Volverán las tupidas madreselvas

de tu jardín las tapias a escalar,

y otra vez a la tarde aún más hermosas

sus flores se abrirán.


Pero aquellas, cuajadas de rocío

cuyas gotas mirábamos temblar

y caer como lágrimas del día…

¡esas… no volverán!


Volverán del amor en tus oídos

las palabras ardientes a sonar;

tu corazón de su profundo sueño

tal vez despertará.


Pero mudo y absorto y de rodillas

como se adora a Dios ante su altar,

como yo te he querido…; desengáñate,

¡así… no te querrán!


MENCIONES HONORÍFICAS

RIMA XVII

Hoy la tierra y los cielos me sonríen,

hoy llega al fondo de mi alma el sol,

hoy la he visto… La he visto y me ha mirado…

¡Hoy creo en Dios!


RIMA XXIII

Por una mirada, un mundo;

por una sonrisa, un cielo;

por un beso… ¡Yo no sé

qué te diera por un beso!


RIMA XXXV

¡No me admiró tu olvido! Aunque de un día,

me admiró tu cariño mucho más;

porque lo que hay en mí que vale algo,

eso… ni lo pudiste sospechar.


RIMA XXXVIII

Los suspiros son aire y van al aire.

Las lágrimas son agua y van al mar.

Dime, mujer, cuando el amor se olvida,

¿sabes tú adónde va?


RIMA LX

Como se arranca el hierro de una herida

su amor de las entrañas me arranqué,

¡aunque sentí al hacerlo que la vida

me arrancaba con él!


RIMA LXXXI

Dices que tienes corazón, y sólo

lo dices porque sientes sus latidos,

eso no es corazón… es una máquina

que al compás que se mueve hace ruido.


RIMA XCV

Yo me acogí como perdido nauta,

a una mujer, para pedirle amor,

y fue su amor cansancio a mis sentidos,

hielo a mi corazón.


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